¿Mauricio?

Mauricio Hernández Norambuena nació en el seno de una familia socialista de Valparaíso, el 23 de abril de 1958. Es hijo del biólogo marino Moisés Hernández quien murió en 1975, por lo que su madre se hizo cargo de la familia y logró graduarse de abogada.

Con todos sus hermanos militando en el Partido Comunista, en 1971 comenzó a participar en las Juventudes Comunistas. Años después, tras el golpe de Estado de 1973, el hermano mayor de Mauricio fue relegado forzosamente al sur del país por sus actividades políticas.

En 1982, Mauricio se graduó como profesor de Educación Física en la Universidad de Chile en Valparaíso, y al año siguiente, con sólo 25 años, se alistó en las filas del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR), el brazo armado del Partido Comunista que ese mismo año iniciaría sus acciones armadas.

Muy cercano a su madre, sus actividades clandestinas lo alejaron de ella en 1984. Mauricio fue un participante de las acciones más arriesgadas del FPMR, su preparación y su intensa trayectoria como combatiente lo llevaron a ascender hasta la Comandancia de la organización, adoptando el nombre político de Comandante Ramiro, estableciendo relaciones cercanas con los dos máximos comandantes del FPMR: Raúl Pellegrin Friedman (Comandante José Miguel) y Cecilia Magni Camino (Comandante Tamara).
Mauricio participó, de distintas formas y en distintos niveles, en decenas de acciones armadas de hostigamiento, sabotaje, expropiaciones, ajusticiamientos, etc. Quizás una de las más hermosas ocurrió la noche del 31 de mayo de 1985. Al término de la hora de visitas, un comando del FPMR rescató a Fernando Larenas Seguel, Salomón, desde la Clínica Nuestra Señora de Las Nieves, donde permanecía custodiado por carceleros y policías.

El 20 de octubre del año anterior, Fernando fue acorralado por la policía del régimen y, en un combate bastante desproporcionado, recibió un balazo en su cráneo que lo dejó con un daño neurológico irreversible y progresivo. Cerca de un mes después del rescate, el FPMR distribuyó fotografías de Fernando y su esposa, informando que habían sido trasladadxs a “un país amigo”. Actualmente, se encuentra viviendo en un país de Europa.

La acción fue llevada a cabo por cinco rodriguistas. Entre ellos se encontraba Mauricio, amigo de infancia de Salomón.

1986 fue un año que el FPMR definió como “el año decisivo”, y no era para menos. En septiembre se llevó a cabo la Operación Siglo XX, que consistió en un atentado, mediante una emboscada, al máximo líder del régimen militar: el general Augusto Pinochet Ugarte. Cuando se dirigía junto a su gran escolta a Santiago, tras pasar un fin de semana en una mansión a 40 kilómetros de la ciudad, la caravana es emboscada por cuatro unidades del FPMR. Mauricio estuvo a cargo de la Unidad 503. Apostados en un cerro al costado derecho del camino, su misión era concentrar el fuego en el vehículo de Pinochet.

El resultado fueron cinco escoltas muertos y 11 heridos. En el lugar del atentado, se construyó un monumento que, hasta el día de hoy, honra a quienes dieron su vida por el dictador, quien logró escapar milagrosamente con vida, huyendo del lugar.

Al año siguiente, y augurando por una salida legal a la dictadura, el Partido Comunista llama a deponer la lucha armada y enfocarse por crear un movimiento político amplio, cuya actividad pública era incompatible con las lógicas de la lucha armada y la clandestinidad. Una fracción del FPMR decide acatar dicha posición, y pasó a llamarse coloquialmente Frente Partido. Sería años después, el 31 de mayo de 1991, que adoptarían el nombre de Movimiento Patriótico Manuel Rodríguez, MPMR, un grupo que existe hasta el día de hoy, y que desde febrero de 2015 cuenta con un partido político propio: el Partido Rodriguista.

Sin embargo, un importante número de combatientes se negaron a tomar posiciones moderadas y absolutamente sumisas a la legalidad que permitía el régimen, por lo que rompieron relaciones con el Partido Comunista y comenzaron a funcionar como una orgánica propia. Si bien continuaron con el proyecto y nombre del FPMR, la prensa insistió en llamarlos Frente Patriótico Manuel Rodríguez-Autónomo, Frente Autónomo y una serie de apodos que jamás fueron propios de la organización. Uno de los ejemplos más palpables, se vio en los periódicos de derecha El Mercurio y La Segunda, que hasta el día de hoy continúan llamándolo Frente Manuel Rodíguez (FMR), con una clara porfía en usar el sustantivo de “patriótico”.

En 1988 se llevó a cabo el plebiscito que había sido programado en la Constitución de 1980 que, dicho sea de paso, fue una constitución fraudulenta, cuya votación se llevó a cabo en medio de un tenso ambiente político, marcado por las presiones de los patrones y la burguesía hacia quienes se atreviesen a votar en contra. El resultado fue la aprobación de la nueva Constitución con el supuesto 67% de los votos.

Con en el plebiscito de 1988, muchas personas y organizaciones pronosticaron una nueva farsa electoral, como había ocurrido con la Constitución. Pronósticos que fueron errados, ya que el régimen reconoció el triunfo de la opción del No –que ganó con el 56% de los votos–, estableciendo que las elecciones presidenciales se desarrollarían el año venidero, en 1989.

Frente a este escenario de salida pactada, el FPMR desarrolló la Guerra Patriótica Nacional (GPN), un plan político-militar que tenía por objetivo el alzamiento guerrillero en zonas rurales del país ya no sólo con el objetivo de derrocar a Pinochet, que había sido el objetivo del Frente con su Política de Rebelión Popular de Masas desde 1983, sino que con intenciones de la toma del poder. Es así que en octubre de 1988, y días después del plebiscito, se desarrollan cuatro alzamientos simultáneos en comunidades fuera de las ciudades. Tras una serie de delaciones, varios rodriguistas son detenidos y torturados. Los dos líderes máximos del FPMR, José Miguel y Tamara, mueren a causa de las torturas. Sus cuerpos serían encontrados días después flotando en el Río Tinguiririca.

Durante el régimen militar, muchas organizaciones vivieron el asesinato de sus miembros, siendo los más golpeados el Partido Socialista (482), Movimiento de Izquierda Revolucionaria, MIR (440), Partido Comunista (427), Movimiento de Acción Popular Unitaria (36) y el FPMR (22). Cifras absurdas en comparación con las bajas de las fuerzas armadas y la policía: 173 muertes.

Terminaban así dieciséis años y medio de dictadura en Chile, la más violenta de toda su historia, en donde murieron más de tres mil personas, muchas de las cuales aún siguen desaparecidas.

LUCHA ARMADA EN LOS 90′

Llegada la nueva década de democracia pactada, Mauricio participó en la comandancia y toma de decisiones políticas y militares, formando parte de la Dirección Nacional.

Chile había cambiado, sin duda. Se establecieron elecciones periódicas cada 6 años. El presidente de Chile ya no era un dictador, sino que se trataba de nada menos que Patricio Aylwin, un democratacristiano que años antes, en los tiempos de la Unidad Popular (1970-1973), había sido partidario de un golpe de Estado y que, paradójicamente, se encontraba dieciséis años después siendo el primer presidente post-dictadura y una de las figuras principales de la oposición moderada al régimen.

Sin embargo, serían las mismas palabras de Aylwin las que mejor describirían los primeros años de la democracia. En su discurso en el Estadio Nacional, en marzo de 1990, y ya electo como presidente, aseguraría que la tarea de su gobierno era, entre otras, “restablecer la confianza en la convivencia entre los chilenos, cualesquiera que sean sus creencias, ideas, actividades o condición social, sean civiles o militares… ¡Sí señores! ¡Sí, compatriotas! ¡Civiles o militares, Chile es uno sólo!”.
Sería a fines de ese año, en que Aylwin leería un nuevo discurso, en donde respecto de las violaciones a los derechos humanos, se comprometía a “hacer justicia en la medida de lo posible”. Dichas posiciones, no hicieron más que reafirmar las tesis del FPMR, las que preveían un gobierno complaciente con los militares que años antes habían violado sistemáticamente los derechos humanos. Ejemplo de ello fue que Augusto Pinochet, quien comandó el país por casi 17 años, se estableció como Comandante en Jefe del Ejército hasta 1998.

Es en este contexto que el FPMR comienza un accionar basado en la Campaña por la Dignidad Nacional y la Política No a la Impunidad. Esta última, aprobada en 1989, fijó una lista de varios nombres –se dice que eran cerca de 50– de figuras prominentes del régimen militar, que eran potenciales objetivos. Entre ellas, por ejemplo, se encontraban los militares Sergio Arellano, Sergio Arredondo, Miguel Krassnoff, Manuel Contreras, Pedro Espinoza, Roberto Fuentes, Luis Fontaine, Marqués Riquelme Echeverría, Víctor Valenzuela Montecinos, además de todos los miembros de la junta militar que gobernaron el país por tantos años. Entre los colaboradores se encontraba gente como Sergio Fernández, Fernando Torres, Ambrosio Rodríguez, Jaime Guzmán.

Además, es en etse contexto que el FPMR realiza el secuestro de Cristian Edwards del Río, hijo del dueño de El Mercurio, el periódico históricamente reaccionario y adicto a los militares. Concretado el 9 de septiembre de 1991, Edwards sería liberado cinco meses más tarde, tras el pago de $350.000.000 por su liberación.

El 5 de agosto de 1993, Mauricio fue detenido por la Policía de Investigaciones en una gasolinera de Curanilahue. Luego de un largo y tedioso proceso, Mauricio recibe sus dos primeras penas. Es condenado a presidio perpetuo simple como autor intelectual del homicidio de Jaime Guzmán y, por el secuestro de Cristian Edwards, recibe otra condena de presidio perpetuo simple. Tan sólo esas dos condenas, le significaba que deberían pasar 40 años para que recién pueda postular a beneficios penitenciarios de salidas periódicas. Mauricio tenía entonces 35 años.

Pese a ser dos condenas en extremo groseras, el nuevo régimen policial aún podría procesarlo por otros hechos.

Es en ese contexto en que el 30 de diciembre de 1996, Mauricio junto a otros 3 presos políticos del FPMR son rescatados en helicóptero por sus compañeros, una increíble acción cuyos detalles pueden ser leídos en el sitio del FPMR. Un plan que se fraguó por más de un año, y que está hermosamente relatado en el libro El Gran Rescate, de Ricardo Palma Salamanca -uno de los rescatados-, editado en Chile por Lom Ediciones y Ediciones Crimental.

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